México es un maldito infierno. Los tentadores jugos y taquitos le ponen a uno siempre al borde de la venganza de Moctezuma.
Tráfico, contaminación, inseguridad. Bonitas mexicanas. Toda la ciudad es un continuo riesgo y tentación, y ya saben mis queridos amigos que no me caracterizo por la entereza ante los placeres mundanos.
Santa María de Guadalupe, por qué me has abandonado a los brazos del tequila, el ron y la chela. Por qué los mariachis, Garibaldi y beber más. Por qué Palmas 500, las niñas fresa. Por qué las Vickys, los gritos, Místico, el Hijo del Perro Aguayo, "joven, una chela más!". Por qué Momma, el roce de la silicona al pasar, los diferentes acentos, todos latinos, cercanos, ebrios. Por qué esta felicidad caminando por Polanco en busca de un sitio en el que desayunar. Por qué busco otro más, más chile, más picante, más placer, más dolor. Por qué la penúltima chela del Seven, del Oxxo. Por qué Virgencita, por qué me has dejado sólo y tan bien acompañado.
Y para completar el desaguisado, se viene el estallido. Un envidiable grupo de becarios ICEX con una ciudad a medio descubrir. Gracias Gonza, Sara, Elsa, Asier, Patxi, Ruth, Ira, Leti, Alberto. Borrachos de segunda fase quemando las últimas bazas. Gracias Pablo, Peru. Hermanos mexicanos, que no pueden ser mejores embajadores de su tierra, estuvieron padre. Gracias Wolf, Guiliana -inolvidable trayecto al aeropuerto, donde sólo faltaron los Cadillacs-. Y mis homeis americanos, deseosos de comerse y -sobre todo- beberse la ciudad. Gracias Martita, Guerrita, Bandín, Itxaso, Marta A, Marta J, el informático y el periodista -bandidos!-.
lunes, 26 de noviembre de 2007
Te Quiero México (y a ti también fantasma)
Cuatro días y cuatro noches amigos. Pero como dijo la otra, "una bola de emociones". México era lo que pensaba de Mexico -quizá todo está en la predisposición-. Los que me conocen saben que casi al poco de empezar, ya estaba cansado de un tipo de turismo masivo, ese turismo de postal, de veni vidi vici, pa arriba pa abajo, fotos sin sentido. Desde aquel día infinito en Granada, lucha a contracorriente contra mis propias ansias de conocer sitios nuevos. En definitiva, hay ya dos tipos de viajes que me siguen fascinando: el turismo de amigos y el turismo de esencia. Del primero, afortunadamente hay miles de destinos; del segundo, creo que aún quedan unos pocos destinos por descubrir. Cuando se juntan ambos, el resultado no puede ser otro que irrepetible.
He disfrutado con sus ruinas, sus calles, su comida, su vaso de tubo, sus colores, su forma de entender la vida, sus precios. Es indudable que el país contiene algo de una espiritualidad, mezcla de las creencias indígenas, el arraigo católico y la influencia de los gringos.
La sencillez de la comida, el gusto por la fruta, los aromas, y todo en una macrociudad que puede enmascararse por momentos en una gran urbe moderna. Nada más lejos de la realidad; la ciudad no puede engañar a su pasado de monumento de sí misma, recordándose imponente en el centro del lago Texcoco.
Y nada se puede escapar. Ni las construcciones coloniales, ni sus rascacielos son ajenos al esencial espíritu que atraviesa la capital. Ojalá haya una mejor oportunidad para que el interior del país corroboré estas sensaciones intensas, duras, fugaces.
Y finalmente, la noche, la música, las luces -siempre pocas, pero siempre demasiadas-. El mariachi loco quiere bailar.
He disfrutado con sus ruinas, sus calles, su comida, su vaso de tubo, sus colores, su forma de entender la vida, sus precios. Es indudable que el país contiene algo de una espiritualidad, mezcla de las creencias indígenas, el arraigo católico y la influencia de los gringos.
La sencillez de la comida, el gusto por la fruta, los aromas, y todo en una macrociudad que puede enmascararse por momentos en una gran urbe moderna. Nada más lejos de la realidad; la ciudad no puede engañar a su pasado de monumento de sí misma, recordándose imponente en el centro del lago Texcoco.
Y nada se puede escapar. Ni las construcciones coloniales, ni sus rascacielos son ajenos al esencial espíritu que atraviesa la capital. Ojalá haya una mejor oportunidad para que el interior del país corroboré estas sensaciones intensas, duras, fugaces.
Y finalmente, la noche, la música, las luces -siempre pocas, pero siempre demasiadas-. El mariachi loco quiere bailar.
jueves, 15 de noviembre de 2007
Me gusta conducir
Finalmente puedo decir que tengo coche. No tengo un puto duro. Pero tengo coche. No sabría decir qué cosa es más importante en esta ciudad. Bueno sí, el coche, por eso he tenido que tomar una decisión racional.
Menos racional es comprarse un coche que gasta un galón cada 15 millas (sí, mis queridos amigos, eso son 23 litros cada 100 kilometros) en una de las ciudades más extensas del mundo. Pero como dice el otro sólo se vive -en Estados Unidos- una vez, y aunque está subiendo, el precio de la gasolina sigue sin ser preocupante para un europeo (la estimación de gasto anual en gasolina para mi coche son 2000 y pico dólares, sumamos factor euros por las nubes y salen 1400 euros, es decir, unos asumibles -espero- 27 euros a la semana). Nota: la gasolina ya está a 0.57€/litro ($3.2/galón). La gente se está mosqueando.
El afortunado es un Jaguar XJ6, un V6 con un motor 4.0 litros y 250 caballos. Que dios nos pille confesados.
Menos racional es comprarse un coche que gasta un galón cada 15 millas (sí, mis queridos amigos, eso son 23 litros cada 100 kilometros) en una de las ciudades más extensas del mundo. Pero como dice el otro sólo se vive -en Estados Unidos- una vez, y aunque está subiendo, el precio de la gasolina sigue sin ser preocupante para un europeo (la estimación de gasto anual en gasolina para mi coche son 2000 y pico dólares, sumamos factor euros por las nubes y salen 1400 euros, es decir, unos asumibles -espero- 27 euros a la semana). Nota: la gasolina ya está a 0.57€/litro ($3.2/galón). La gente se está mosqueando.
El afortunado es un Jaguar XJ6, un V6 con un motor 4.0 litros y 250 caballos. Que dios nos pille confesados.
lunes, 5 de noviembre de 2007
Halloween III (Parade, West Hollywood)
En Santa Monica Boulevard, se celebra el día de Halloween -un miércoles este año- un desfile que donde se reúnen cienes y miles de personas humanas disfrazadas.
West Hollywood es el barrio gay de esta ciudad y eso se nota. Mucho carne, mucho ambiente. Demasiado quizá. Una milla tan plagada de gente que apenas puede uno ver más allá de lo que tiene justo delante y debe guiarse por el barullo que se va formando cuando pasan los modelitos más llamativos.
También había música en directo y algún sitio para recargar fuerzas con algo de comida o una cerveza. Pero tampoco mucho más. La Parade condensa el sentido más profundo de la vida social de California. Dejarse ver, dejarse querer, que la gente te envidie hasta el punto de querer hacerse una foto contigo (a mí me pidieron tres, lo cual es record absoluto entre los españoles; cosa inexplicable ante mi modelito). Pero también es agradable que a uno le feliciten por su traje o simplemente le sonrían al pasar. Es agradable por un rato.
West Hollywood es el barrio gay de esta ciudad y eso se nota. Mucho carne, mucho ambiente. Demasiado quizá. Una milla tan plagada de gente que apenas puede uno ver más allá de lo que tiene justo delante y debe guiarse por el barullo que se va formando cuando pasan los modelitos más llamativos.
También había música en directo y algún sitio para recargar fuerzas con algo de comida o una cerveza. Pero tampoco mucho más. La Parade condensa el sentido más profundo de la vida social de California. Dejarse ver, dejarse querer, que la gente te envidie hasta el punto de querer hacerse una foto contigo (a mí me pidieron tres, lo cual es record absoluto entre los españoles; cosa inexplicable ante mi modelito). Pero también es agradable que a uno le feliciten por su traje o simplemente le sonrían al pasar. Es agradable por un rato.
Halloween II (Deep, Hollywood)
Tras la amarga primera experiencia, mi roomie Rafael a.k.a. Dj Raf Rif se ofreció para demostrarme algo de luz en este infierno de puritanismo. Fuimos al Deep de Hollywood bajo la apariencia de una pareja de pimps que hizo las delicias de los allí presentes. No todo el mundo disfrazado; a mí que me registren.
viernes, 2 de noviembre de 2007
American Film Market: empieza lo bueno
La American Film Market es uno de los grandes eventos que tiene la oficina cada año. Básicamente junta a productores y distribuidores de todo el mundo en un hotel -en realidad dos- de Santa Mónica para que vendan y compren las películas. Nosotros tenemos pabellón/habitación propia, pequeña pero con terraza para la playa de Santa Monica y el Pier, que compartían 19 empresas y 5 organismos.
No es precisamente una feria glamurosa -la leyenda cuenta que algún año se ha dejado caer alguna estrella, aunque es todo cine independiente-, pero es curioso observar la fauna del cine. Además nos da una oportunidad para salir de la oficina y una ocasión para tratar con visitantes, deseosos de disfrutar las maravillas de la ciudad. Pero eso es otra historia...
Suscribirse a:
Entradas (Atom)